En tu trayectoria como cuidador, seguramente has ido conociendo sobre diversas enfermedades, algunas quizá más conocidas que otras. Por ejemplo, la diabetes ocurre cuando la glucosa en la sangre (azúcar) es demasiado alta. Dentro de sus variantes, la diabetes tipo 2 sería la más común entre los adultos mayores.
La diabetes es una enfermedad que ha afectado a adultos mayores. Y aunque sus consecuencias serían graves, hay formas de hacerle frente.
Si la persona ya tiene diabetes, como cuidador debemos conocer las medidas que pueden tomarse para controlar la afección y prevenir problemas de salud relacionados. Por ello, aquí te compartimos en qué consiste esta enfermedad y cuáles son los riesgos relacionados con ella.
Diabetes en adultos mayores: lo que debes saber
El organismo transforma muchos alimentos en azúcar (llamada glucosa), la cual proporciona energía. Para lograrlo se necesita de insulina, una hormona que ayuda a que la glucosa ingrese a las células.
Si un paciente tiene diabetes, es posible que su organismo no produzca suficiente insulina, que no la use de manera correcta o ambas cosas. Eso puede causar un exceso de glucosa en la sangre, lo que con el tiempo puede generar problemas de salud. El médico general puede canalizar el caso con un endocrinólogo.
Existen dos tipos de diabetes:
- Diabetes tipo 1: el organismo no produce insulina. Aunque los adultos mayores pueden desarrollar este tipo de diabetes, con mayor frecuencia comienza en niños y adultos jóvenes, que luego tienen diabetes de por vida.
- Diabetes tipo 2: el organismo no produce ni usa bien la insulina y es el tipo de diabetes más común. Ocurre con mayor frecuencia en adultos de mediana edad y mayores, pero también puede afectar a los niños.
Factores de riesgo de la diabetes en el adulto mayor
- Problemas oculares. Las enfermedades más comunes al respecto son los defectos de refracción, enfermedades infecciosas como la conjuntivitis o la queratitis, y otras condiciones graves como la catarata y el glaucoma.
- Mala circulación y pérdida de sensibilidad en los pies.
- Enfermedades del corazón. Se trata de una afección cardiaca que se manifiesta mediante vasos sanguíneos enfermos, problemas estructurales y coágulos sanguíneos.
- Derrame cerebral. Es una lesión en el cerebro ocasionada por la interrupción de la irrigación sanguínea. Los síntomas incluyen problemas para caminar, hablar y entender, además de parálisis o entumecimiento de rostro, brazos o piernas.
- Corren un riesgo mayor de desarrollar cáncer.
- Propensión al Alzheimer.
- Enfermedades renales. Afección que provoca que los riñones pierdan la capacidad de eliminar los desechos y equilibrar los fluidos. Podría tratarse de quistes, piedras o insuficiencia renal, ya sea aguda o crónica.
- Depresión. Es un trastorno mental caracterizado por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, atención, actividad y pensamiento.
- Deterioro cognitivo. Se relaciona con pérdida de memoria o alguna capacidad en el aprendizaje en quienes solían hacer por sí mismas diversas actividades de la vida diaria.
Si tu paciente vive con diabetes, toma en cuenta los siguientes puntos:
- Controlar la presión arterial.
- Vigilar el colesterol.
- Dejar de fumar.
- Examen anual de los ojos.
- Examen anual de los riñones.
- Vacunarse contra gripe y neumonía.
- Cuidar dientes y encías.
- Proteger la piel.
- Revisar pies.
- Visitar al médico para pruebas de detección de cáncer.
Autocuidado y disciplina, claves contra la diabetes en el adulto mayor
Como hemos visto, la diabetes en adultos mayores es una situación que puede llegar a presentarse y complicar la salud del paciente al que cuidas. Por fortuna, con el fin de prevenirla o retardarla, pueden tomarse medidas que suelen recomendarse para un estilo de vida saludable en general: dieta y ejercicio.
Sin embargo, algunos factores de riesgo podrían dificultar el autocuidado de la diabetes. Por ello, la comunicación con el médico es de vital importancia, sobre todo para saber si se requiere de algún tratamiento especial para el caso específico del paciente. Y como cuidador, puedes ser el gran responsable de aportar al experto información útil en ese sentido. Después de todo, tú convives con él la mayor parte del tiempo y conocer sus hábitos mejor que nadie.