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Qué es y cómo se previene la dermatitis asociada a la incontinencia

Hay situaciones de salud durante la tercera edad que son evidentes, otras que debemos deducir a partir de pistas que vamos descubriendo. Esto es lo que ocurre con la dermatitis asociada a la incontinencia. Se trata de un tipo de inflamación de la piel causada por el contacto directo y constante con orina o heces.

Esta patología es una pérdida involuntaria de orina yo heces de forma líquida que afecta en torno al 20% – 25% de las personas mayores de 65 años. Se ocasiona por la incesante humedad en el cuerpo y afecta con más frecuencia a las mujeres, aunque alrededor de los 80 años la cifra de ancianos que padecen se equipara.

También conocida como DAI, genera muchas molestias en los adultos mayores, pero también dolor, picazón, lesiones cutáneas y mucha vergüenza, porque es una situación que no pueden controlar y para la cual requieren ayuda y comprensión.

¿Por qué se produce la pérdida de orina?

Sabemos que la incontinencia urinaria aumenta con la edad, pero también lo hace su gravedad, es decir, la frecuencia y el volumen. La pérdida de orín se da cuando la presión dentro de la vejiga es superior a la presión en la uretra.

También puede deberse a una hiperactividad del músculo detrusor y eso ocurre cuando: existen problemas neurológicos, por el fallo del esfínter interno ante una relajación inadecuada o lesión orgánica o, por una alteración del esfínter externo y de los músculos del suelo pélvico.

La dermatitis asociada a la incontinencia se produce porque el anciano no puede contener su necesidad de evacuar (ya sea heces u orina), entonces, elimina de manera involuntaria pequeña cantidad de gotas de una o de otra.

Esta humedad, sumado a la poca movilidad y, quizás también por la no contención de un buen pañal; afecta la calidad de vida del la persona mayor.

¿Qué consecuencias tiene?

  • Maceración
  • Eritema
  • Enrojecimiento de la piel
  • Ampollas
  • Infección de la dermis
  • Presencia de lesiones (vesículas, pápulas, pústulas, etc.)
  • Signos de infección fúngica o bacteriana de la piel
  • Irritación
  • Inflamación
  • Erosión de la capa más superficial de la piel
  • Irritabilidad en la zona perineal o perigenital, glúteos y muslos.
  • Pérdida de impermeabilidad de la piel
  • Sobre-hidratación
  • Daños severos en la piel
  • Riesgos de infección, lesiones por fricción y úlceras por presión

Cómo prevenir la dermatitis

  1. Conocer la molestia del anciano: La persona que está al cuidado de un adulto mayor necesita conocer en profundidad  cómo es la característica de la evacuación, si son heces liquidas o sueltas o si la orina es maloliente sugestiva de infección urinaria. También detectar si se da una combinación de ambas (orina y heces).
  2. Hidratar la piel: Con los años la dermis del anciano se torna más vulnerable: tiene menos elasticidad y recuperación, disminuye el grosor de la epidermis, disminuye el manto ácido natural y el sudor, y es más frágil y permeable. Por eso mismo, es recomendable mantenerla hidratada utilizando con cremas a base de aloe vera y otros productos naturales y a base de plantas.
  3. Higienizar las partes del cuerpo. La limpieza de la piel utilizando paños de algodón húmedos y controlar secar bien los sectores higienizados para evitar generar humedad en la zona. Es importante hacerlo sin generar fricción, ni presión.
  4. Revisar el cuerpo del anciano: Las zonas del cuerpo más afectadas con la DAI son el perino, zonas perigenitales, nalgas, pliegue interglúteo, muslos, parte inferior de la espalda, parte inferior del abdomen y pliegues de la piel (región inguinal, bajo un panículo abdominal grande, etc.).
  5. Visita al médico de cabecera. En caso de que el anciano tenga un antecedente de incontinencia es importante realizar una valoración de la piel para poder detectar a tiempo signos de la DAI. Esta evaluación se realiza a partir de recomendaciones médicas, debe hacerse una vez al día o, al menos, con la frecuencia necesaria de acuerdo a los casos de incontinencia que presente el adulto.
  6. El abc del cuidado: Se trata del manejo anticipado al cuadro de incontinencia, es decir, anotar con qué frecuencia el adulto orina o defeca, revisar las técnicas de aseo con frecuencia. También saber si evacúa en cantidad, descubrir si la humedad en la ropa se debe a una limpieza incorrecta o si se debe a que pierde orina antes de poder evacuar.
  7. Productos indicados: El mercado ofrece productos absorbentes para el tratamiento de la incontinencia que evitan la humedad en la piel. Cabe destacar que  estos productos son de uso único, es decir, una vez aplicado debe desecharse. Esto es muy importante porque, en caso de re-utilizarlo podría generarse irritabilidad en la piel del adulto mayor.

¿Cuáles son los síntomas de la dermatitis?

Básicamente, los síntomas principales son la aparición de inflamación y eritemia en la zona perineal o perigenital, con presencia de color rosa o rojo. Asimismo, puede abarcar la parte baja de la espalda, así como la zona entre el ano y la vulva o el escroto.

La irritación en la piel es tanta que puede dejar expuesta una dermis húmeda y exudativa. Además, el paciente puede experimentar dolor, escozor, molestas y hasta hormigueo en las zonas afectadas.

Por otro lado, la presencia de olor a orina o heces es un signo de alarma de presencia de líquido en la prenda de vestir que, al contacto directo con la piel, genera irritación y fricción, debilitando la piel del anciano.

Un dato a destacar es conocer la forma de la lesión. En caso de ser producto de una dermatitis asociada a la incontinencia será una lesión superficial, difusa y en más de un lugar del cuerpo.

Una lesión por humedad se debe siempre a una piel mojada por incontinencia urinaria o fecal. A diferencia de otras lesiones, las provocadas por la humedad, suelen ser bilaterales, las zonas más afectadas serán las nalgas y las zonas donde se coloca el pañal. Será evidente la picazón, la molestia al caminar o al permanecer sentado.

Pasar por esta situación de salud no solo genera dolor en el paciente adulto mayor, sino también vergüenza. Es por eso que su cuidador debe estar atento a sus comportamientos, sus cambios de humor y, sobre todo, a la frecuencia con la que orina y defeca. Tener un buen control de su evacuación puede tomar un tiempo los síntomas para así detectar una buena calidad de vida.

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