“A veces estoy agotada, sostengo a mi familia en todos los sentidos y nadie me sostiene a mí…”.
¿Te suena familiar? Esa es la realidad que han enfrentado algunos cuidadores de enfermos. Y cuando la situación colapsa, se estaría padeciendo una condición que es conocida como Síndrome de ‘burn out’ o del cuidador quemado.
Y el problema sería más común de lo que imaginamos. ¿Sabías que 85% de los cuidadores padecerían este síndrome sin saberlo? Así lo reveló Gonzalo Guerra, quien junto a Brenda Naranjo son estudiantes de psicología e integrantes de Vida de Cuidador.
Ambos participaron en una charla virtual que nuestra plataforma llevó a cabo vía Facebook. Ahí, decenas de usuarios compartieron sus testimonios como cuidadores, algunos de los cuales te presentamos a continuación.
¿Quieres saber lo que ocurrió en la charla? Aquí un resumen.
Cuidar y terminar colapsado emocionalmente
Al ser el cuidador principal (a veces el único), te encargas de administrar medicamentos para tu paciente, acompañarlo en sus citas médicas y atender sus necesidades generales (que podrían incluir ducharlo, cambiarlo y llevarlo al baño).
La calidad de vida del cuidador podría agravarse si se presentan complicaciones no necesariamente relacionadas con el síndrome. Como expuso una usuaria durante la charla virtual, otro problema estaría en los tratamientos médicos que recibe el paciente, lo cual estresaría más a su cuidador.
“A veces, una persona con una enfermedad psiquiátrica tarda en ser diagnosticada. Y en muchos casos, el diagnóstico es equivocado y se comienza con una medicación que no es efectiva y sin seguimiento, por el alto costo de los honorarios médicos. Tuve que pagar a una psiquiatra particular para que mi papá fuera bien atendido”.
O en ocasiones puede ocurrir que el diagnóstico ha sido acertado, pero el paciente no desea hacer los ajustes de salud que se necesitan, lo cual también afectaría la tranquilidad de su cuidador.
“Mi papá está con dos personas que lo cuidan, ya que no quiso dejar su casa y vive en un pueblo donde no tenemos familiar alguno. Me cuesta horrores vivir con el estrés que me provoca no saberlo bien atendido. De vez en cuando, él dice que ‘decreta’ no tener diabetes y deja de tomar la medicación, con el daño que esto significa para su cuerpo. Mi nivel de estrés va a casi 100 km”.
Terminar en ‘quemado’ y sin el apoyo de la familia: el duelo
Otro de los testimonios hacía referencia a un problema importante que podría estar presente en la vida de algunos cuidadores: ser los únicos en velar por la salud de sus enfermos, sin el apoyo del resto de la familia. Esto agravaría los síntomas del colapso emocional.
“Tengo 60 años y hace mucho tiempo que me ha tocado cuidar a mi abuela enferma, luego a mi tío, también a mi madre debido al cáncer, y a mi suegro… hasta que fallecieron. Ahora cuido de mi padre, que ya tiene 95 años. Ha sido muy duro, porque no he tenido mucho apoyo de mis hermanos. Me ha tocado sola y, aparte de todo eso, he criado a cinco hijos”.
Y es que, en muchas ocasiones, el cuidador se ha enfrentado al dolor de ver a su ser querido irse apagando poco a poco, al tiempo que quizá deba salvaguardar la salud de otro paciente.
“Cuido a mi papá, de 92 años. Mi mamá falleció hace tres años. Hice el duelo como pude, ya que pensé que mi papá moriría de tristeza”.
Tras la pérdida de un ser querido, la familia experimenta una reorganización. Y en ocasiones, esta nueva dinámica afecta al cuidador a otros niveles.
“Desde que mi mamá falleció en 1990, cuido a mi hermano de 57 años, quien tiene una discapacidad. La verdad es que me hice cargo yo sola. Mi papá, cuando vivía, me ayudaba económicamente. Pero hace 18 años que también falleció”.
“Soy hija única. Nací y crecí con un padre enfermo. Luego, mi hijo enfermó al año y ocho meses, enfermó y quedó con secuelas neurológicas. Mi madre trabajaba en un centro geriátrico, me fui con ella y ahí terminó enferma también”.
Contra el colapso emocional, la mejor herramienta: la información
Como puedes ver, el Síndrome del cuidador quemado o ‘burn out’ podría ocurrir en cualquier momento y en más casos de los que imaginamos. Y en la medida en que se tenga más información sobre lo que está experimentando, estaremos más a tiempo de actuar.
Instituciones médicas, redes de apoyo, comunidades de personas y virtuales, grupos de apoyo y expertos en salud mental siempre serán algunos de los mejores aliados para los cuidadores.
Sólo un cuidador puede entender lo desgastante que eso implica. Pero al mismo tiempo, sólo un cuidador comprende el hermoso acto de amor que hay detrás de velar por otro ser humano, con ese nivel de compromiso que es toda una inspiración.
“Realmente es agotador y tiene sus consecuencias: el desvelo, la familia del paciente, que no entiende nada. Tengo ataxia, de tanto desvelo. Soy enfermera auxiliar, pero ¡amé cuidar enfermos!”.