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Masaje terapéutico: un método de sanación emocional

“Hay tantas y tantas cosas que pueden sanarse con un poco de amor propio”, nos decía un profesor en la universidad. Se refería a que mucha de la diferencia que puede hacerse en el mundo tendría que venir como resultado de sanar desde dentro.

Un masaje es mucho más que frotar zonas del cuerpo. Puede tener efectos poderosos dentro de nuestra salud física, pero también emocional. Para lograrlo, existen muchas alternativas. En cuanto a la sanación emocional, siempre estará la consulta terapéutica; y para la salud física, una de las muchas opciones no sólo sanará lo segundo, sino también lo primero. Eso es justo lo que podría lograr un masaje terapéutico.

¿Qué es un masaje terapéutico?

El masaje es una terapia manual para mejorar el bienestar de la persona. Trabaja a partir de la presión, el frotamiento y la manipulación de la piel, músculos, tendones y ligamentos. Al estirar, frotar y amasar determinadas zonas del cuerpo, los músculos van aligerando la tensión y se incrementa la circulación sanguínea. Y así, se acelera la eliminación de desechos tóxicos y aumenta la capacidad de llevar nutrientes a las células.

El masaje terapéutico es capaz de estimular el sistema inmunitario, el cual es el responsable de defender nuestro cuerpo.

Los masajes pueden ayudar a que el cuerpo se recupere más rápidamente de alguna enfermedad. Al mejorar la circulación, llega más sangre y oxígeno fresco a los tejidos, aumenta la producción de glóbulos blancos y rojos en la sangre, y mejora la circulación de los líquidos linfáticos.

El contacto físico siempre traerá beneficios. Un masajista profesional logra que la persona se sienta cuidada y protegida. Sin embargo, a veces ocurre que la persona experimenta un poco de vergüenza, culpa y miedo, lo cual es esperable, pues en el cuerpo tienen lugar las emociones. Y al liberarlas, también se sanan cargas emocionales.

Los beneficios emocionales y físicos del masaje terapéutico

  • Alivia la tensión muscular.
  • Aumenta la serotonina (lo cual mejora el estado anímico y combate la depresión).
  • Calma los dolores de cabeza y de espalda causados por la tensión nerviosa diaria.
  • Combate el insomnio.
  • Contribuye al equilibrio emocional (gracias al contacto físico).
  • Disminuye el estrés.
  • Elimina el cansancio y renueva la energía perdida.
  • Mejora el humor (al liberar endorfinas).
  • Mejora la autoestima.
  • Nutre y mejora la calidad de la piel.
  • Previene lesiones físicas.
  • Reduce la ansiedad y la agresividad.
  • Tiene un efecto sedante y relajante.

La clave está en el contacto físico

Al considerar los puntos de esta lista, queda claro que un masaje terapéutico es mucho más que la manipulación manual de tejidos. Puede lograr un cambio desde adentro que podría desembocar en algo más que físico y trascender al plano emocional.

Lo anterior es posible gracias a la disminución del estrés y la liberación de endorfinas, lo cual permite a nuestro organismo curarse desde lo profundo. Ocurre que a veces el dolor físico puede nublar el juicio y lo que se necesita es aliviarlo para despresurizar la sensación y experimentar el placer de la sanación anímica.

Ahora puedes mejorar tus emociones y ayudar a sanar con masajes

La manipulación de tejidos estimula el sistema encargado de protegernos. Y al hacerlo, nosotros también estamos haciéndolo. Por ello, sería válido decir que un masaje terapéutico es un regalo de amor propio.

Ante una dolencia, el ser humano ha buscado por fuera lo que quizá siempre ha estado adentro. Tal vez una correcta manipulación de tejidos pueda hacer toda la diferencia para sanar un problema físico. Y al hacerlo, también se estará obteniendo una gran sanación emocional.

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