La vida de un familiar es todo para nosotros. Por eso, entendemos que cuidarlos es una gran responsabilidad y, a la vez, una tarea noble y grata, sobre todo si se trata de un adulto mayor que no puede moverse por sí mismo.
Más allá del motivo que lo llevó estar en estar postrado ya sea en la cama, en una silla de ruedas o teniendo movilidad reducida; estas personas merecen el mejor cuidado, pero no solo para no sentirse solos, sino también para evitar las lesiones que se producen luego de estar tanto tiempo en la misma posición.
La poca movilidad ocasiona lesiones denominadas úlceras por presión, son lesiones que dañan la piel del anciano y, de acuerdo a su estadio, es decir, su profundidad y características; pueden provocar molestias y dolores que solo disminuyen con buenos cuidados y visitas periódicas al médico.
De todas formas, y antes de llegar al punto de ver una lesión en el paciente mayor, queremos mostarte cuales son las prácticas indispensables si lo que tienes en frente es una persona con poca movilidad. Te contamos cómo prevenirlas y, en caso de que aparezcan, cómo reconocerlas a tiempo.
¿Cuáles son las posibles lesiones en la piel?
La piel está constituida por tres capas, una protege a la otra. Estas son: la epidermis, la dermis y la hipodermis. Es la primera barrera protectora que tenemos ante los agentes externos y, en el caso de los adultos mayores, este órgano, el más grande de todo el cuerpo; es muy fino y sensible, por lo que merece muchos cuidado para evitar todo tipo de lesión.
Mantener el cuerpo en una misma posición o expuesto a ciertos textiles y materiales, provoca irritaciones o enrojecimientos que, de no atender, podrían ocasionar daños mayores en la delicada piel del anciano.
Tradicionalmente se las vincula con heridas físicas, es decir, las úlceras por presión; pero también existen otra serie de lesiones que también afectan a este órgano, y por el cual es tan importante aplicar medidas preventivas para evitar que dañen por demás la capa que cubre al organismo, pero, también, la salud del adulto mayor.
Nos referimos a las lesiones por fricción, por presencia de humedad y cizallamiento. Saber esto es muy importante, ya que, conociendo su causa o razón de ser en la piel del adulto, podremos escoger la medida preventiva más correcta y llevar adelante el mejor tratamiento.
Características principales
Las úlceras por presión aparecen cuando se ejerce presión constante en un punto anatómico. La lesión por fricción es cuando existe un roce constante entre la piel y otro elemento, la cizalla es originada por el cizallamiento intra tisular y la última que refiere a la exposición del cuerpo a una humedad reiterada.
Sus características son muy diferentes y es importante reconocerlas para saber cuándo estamos frente a uno o a la otra. Si la lesión se debe a cizallamiento o a presión, nos encontraremos con lesiones profundas y, sin embargo, cuando el origen es la fricción o la humedad, las lesiones son siempre superficiales.
Mira estos 10 consejos, previene y frena la dermatitis del pañal en adultos mayores.
Riesgos a los que se expone la piel de un paciente encamado
- Infecciones en la piel
- Heridas profundas
- Supuración
- Disminución de la circulación capilar
- Eritemas cutáneos
- Infecciones en los huesos y articulaciones
- Ulceras por presión
- Muerte celular
- Ampollas
- Pérdida de parcial o total del grosor de la piel
- Necrosis del tejido
- Deshidratación cutánea
¿Qué son las ulceras por presión o escaras UPP?
Se dice que las escaras o úlceras por presión (UPP) son áreas de piel lesionada por permanecer mucho tiempo en una misma posición, completamente inmóvil, durante un largo periodo de tiempo. Estas lesiones pueden afectar gravemente la piel del adulto mayor, por ello es importante saber que son totalmente evitables.
Según el espacio okmsl, solo el 3% de pacientes en el mundo sufren úlceras por presión. No cabe duda que en ese porcentaje, muchos de los que lo padecen son los adultos mayores, producto de su poca movilidad o por permanecer en cama o en silla de ruedas.
Las zonas afectadas por la inflación o rotura de la piel pueden llegar a comprometer los tejidos y los huesos. Para algunos profesionales de la salud esta no es una enfermedad, sino más bien un signo de enfermedad derivado de una “deficiencia de cuidados”
Estadios
Categoría 1:
Eritema no blanqueante en piel intacta. La capa se presenta enrojecida, eritematosa y violácea en una zona localizada y, generalmente, sobre una prominencia ósea. Se presenta la decoloración de la piel, calor, edemas, endurecimientos o dolor. El área puede ser dolorosa, firme, suave, más caliente o más fría en comparación con los tejidos adyacentes.
Categoría 2:
Epidermis y dermis con solución de continuidad, a veces incluso con piel negra y ligeramente indurada, o flictenas. Es una ulceración superficial que se presenta, clínicamente, como una abrasión o una flictena. La presencia de hematoma, puede ser constitutivo de lesión en tejidos más profundos.
Categoría 3:
Pérdida total del espesor de la piel que implica necrosis del tejido subcutáneo, que puede extenderse hacia la fascia subyacente (hasta tejido muscular, pero sin llegar a hueso). Generalmente dan lugar a una úlcera cavitada. Puede incluir cavitaciones y tunelizaciones.
Categoría 4:
Destrucción extensa, necrosis de tejidos, o lesión en músculo, incluso llegando a hueso y/o estructuras de apoyo, con o sin pérdida total del espesor de la piel (son extensas, pueden afectar a articulaciones, tendones y cavidades del organismo).
Cómo prevenir lesiones en la piel
Mantener una piel intacta: Esto equivale a realizar aseos generales cada 24 horas y parcial cuando sea necesario. Es recomendable lavar la piel con agua tibia y jabón o alguna sustancia con potencial irritativo bajo. Luego, pprocurar secar meticulosamente sin generar fricción. Mantener la piel del adulto limpia y seca. Evitar aplicar alcohol y jabones o cremas perfumadas.
- Vigilar indicios de humedad: Esto refiere a pérdida de orina o heces, así como sudoración excesiva o exudados que provoquen humedad.
- Revisar la piel a diario: Sobre todo en las zonas donde la exposición a la presión es más grande y constante. Aprovechar los momentos de aseo y cambios posturales. Buscaren los puntos de apoyo, áreas enrojecidas o induraciones.
- Cuidado al tocar la piel: evitar frotar o masajear excesivamente sobre las prominencias óseas por riesgo de traumatismo capilar. Así como cuidar que en las sábanas no haya formación de arrugas.
- Controlar los desechos: ya sea por incontinencia urinaria, heces o sudoración. Es recomendable utilizar pañales absorbentes o colectores.
- Cambiar la posición: Aliviar la presión sobre las áreas de riesgo (prominencias óseas) realizando cambios posturales cada dos horas como mínimo, cuidando no hacer apoyo en las zonas con lesiones potenciales.
- Al moverlo: Evitar el arrastre y mantener el alineamiento corporal, la distribución del peso y el equilibrio.
La salud de la piel del adulto mayor depende del cuidado que se aplique y la responsabilidad que se tome a todo momento. Prevenir las úlceras por presión no solo es totalmente evitable, sino que, atendiendo a la piel del anciano, pueden detectarse a tiempo. No pierdas de vista su piel y lo que ella te dice.