Ser ‘cuidador’ o ser ‘cuidadora’ son palabras que remiten a personas que dedican una buena parte de su tiempo a cubrir las necesidades físicas, médicas y hasta emocionales de quienes se encuentran imposibilitados para realizar estas actividades por sí mismos.
Sin embargo, ser ‘cuidador’ o ser ‘cuidadora’ es mucho más que eso. Son largas horas en el hospital, son siestas entrecortadas, son espaldas adoloridas por cargar y trasladar, es convencer a un enfermo para comer o salir, son búsquedas de farmacia en farmacia hasta encontrar el medicamento indicado… es un desafío de vida en pro de velar por otra vida.
Y en muchas ocasiones, lamentablemente, algunas personas que se dedican al cuidado de pacientes terminan renunciando a sus prioridades personales. Les pasa a ellos… pero sobre todo les pasa a ellas. ¿Por qué?
Adultos mayores y cuidadores en cifras
En la actualidad, la población mayor de 60 años rondaría los mil 400 millones de personas en todo el mundo. Y en 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la población mundial de personas en esa franja de edad se habrá duplicado a 2 mil 100 millones para el año 2050.
De ahí la importancia de los cuidadores, quienes acompañarían a estos adultos en algunas de las enfermedades que suelen estar presentes en este rango de edad. Se trata de una serie de cuadros conocidos como ‘síndrome geriátrico’.
4 pilares del síndrome geriátrico
- Inmovilidad.
- Inestabilidad-caídas.
- Incontinencia urinaria.
- Deterioro cognitivo.
La organización conocida como AARP (siglas de American Association of Retired Persons) calcula que, tan sólo en Estados Unidos, actualmente existen 53 millones de cuidadores, que rondan una edad promedio de 43.3 años. De este total, más de 66% serían mujeres.
¿Por qué hay más cuidadoras que cuidadores? Posibles razones
Roles de género y machismo
En algunas relaciones podrían presentarse ciertas actitudes y creencias destinadas a promover la superioridad del hombre sobre la mujer. Y si en la era prehistórica él salía a cazar y ella se quedaba a recolectar, ahora él sale a trabajar y ella se quedaría a cuidar.
Sin embargo, el esquema cada vez se hace más insostenible. La atención familiar no suele ser remunerada y actualmente es un tema de debate, donde cada vez más mujeres están haciendo valer su voz en este sentido, sobre todo cuando se sabe que 60% de quienes cuidan también trabajan, ya sea a tiempo completo o medio tiempo.
Además de ser un asunto de justicia, existen razones socioeconómicas y demográficas que requieren tanto de cuidadores como de cuidadoras, por ejemplo cambios en la estructura familiar y la participación de la mujer en el ámbito laboral.
Legado cultural y social
El pronóstico hacia la cantidad de adultos mayores en los años próximos se debe, sobre todo, al aumento en la esperanza de vida. Las personas están viviendo más tiempo y hay que estar preparados para ello, pues si aumenta la esperanza de vida, también los años con discapacidad y, por ende, con la necesidad de un cuidador.
El problema se estaría complicando también porque, de acuerdo con AARP, los cuidadores se están enfrentando a retos relacionados con su propia salud. A casi una cuarta parte de ellos se les hace difícil atenderse y 23% asegura que sus responsabilidades de cuidado han empeorado su salud.
Un claro ejemplo es España, donde se sabe que el 89% de los cuidadores son mujeres.
La mayoría son cónyuges e hijas, con edades de entre 45 y 65 años. Las cifras refuerzan el histórico y sociocultural reparto desigual en la labor de cuidar. De ahí que ahora el debate continúe hacia algo igual de importante: profesionalizar y regular esta actividad.
Imposición
A decir de la AARP, un cuidador típico en Estados Unidos gastaría más de 7 mil 400 dólares de sus fondos personales por año para ayudar a su ser querido. En más de una ocasión, esta responsabilidad conllevaría a que muchos de los familiares se desentiendan del asunto y dejaran todo el trabajo en una sola persona.
Se sabe que, en promedio, los cuidadores pasan 23.7 horas a la semana en sus labores de cuidado. Uno de cada tres lo haría por 21 horas o más. Además, uno de cada cinco asistiría durante más de 41 horas a la semana. Esto último sería el equivalente a un trabajo a tiempo completo no remunerado.
El reto en los cuidados para adultos mayores
Como hemos visto, muchas y muy diversas pueden ser las causas en torno a que existan más cuidadoras que cuidadores. Lo cierto es que, con el paso del tiempo, las sociedades enteras deben adaptarse a las necesidades de las personas mayores, sobre todo tomando en cuenta las proyecciones que hacen los expertos.
Cuidar de alguien es, ante todo, un acto de amor. Y tanto hombres como mujeres son capaces de realizar esta labor. En la medida de que ambos participen en el cuidado de pacientes mayores, sin duda se enriquecerá su oficio.
La apuesta es no sólo tener un manejo más eficaz de sus necesidades, sino también mejorar la supervivencia, maximizar su capacidad funcional y reducir los años de dependencia, al mismo tiempo que aumenta su esperanza de vida y, por supuesto, poner en la mesa el hablar sobre profesionalizar esta actividad. Los adultos se lo merecen y sus cuidadores y cuidadoras también.