Cuidador, te tenemos algunas preguntas: ¿Cuándo fue la última vez que fuiste al cine? ¿Hace cuánto que no sales con tus amigos? ¿Cuándo fue la última vez que te quedaste en cama hasta el mediodía?
Si te cuesta responder, está claro: te has olvidado de ti. Y es que a veces, en una intención genuina de ayudar, algunos cuidadores van tomando cada vez más tiempo personal para destinarlo al cuidado de su enfermo.
Eso solo termina de una manera: mal. “El que se mete de redentor, termina crucificado”, solía decir un profesor de la Universidad para hacernos entender lo que pasa cuando alguien se adjudica más responsabilidades de las que debe o puede. ¿Te suena conocido?
¿Por qué es tan importante cuidarse para cuidar?
Tal vez, hace mucho tiempo que no tienes tiempo para ti. Puede entenderse. Después de todo, cuidar de una persona es una labor intensa y exigente. Y si encima esa persona es un ser querido, el compromiso moral y sentimental es aún mayor.
Justo por eso, algunos cuidadores caen en el error de dedicar el 100% de su tiempo y energía a su enfermo, en una especie de devolución por todo lo que esa persona le ha entregado. Quizá por eso, algunos cuidadores podrían sentir culpa de salir a pasársela bien mientras sus enfermos se quedan en casa con sus dolencias.
Esto tiene una base psicológica que lamentablemente veo muy seguido en consulta: las personas saben dar, pero no saben recibir.
Y así, vivir para otros se convierte en un estilo de vida: atender sus necesidades, hacer lo que ellos digan y obtener su aprobación. Tú ves por los demás, pero ¿quién ve por ti?
Algunas ideas limitantes que impedirían disfrutar del ocio en un cuidador
- “No necesito descansar”.
- “Si él está bien, yo también”.
- “¿Y si me voy y algo le pasa?”.
- “Nadie más podría cuidarlo”.
Debajo de todas estas ideas podría estar un patrón de pensamiento más profundo: “No merezco”. Y así, muchas personas andan por la vida dando a otros lo que no se dan a sí mismos.
“Cuando das todo lo que tienes, es muy poco lo que das. Otórgate a ti mismo y solo entonces serás realmente generoso”, dice el gran poeta libanés Khalil Gibrán en su imprescindible obra ‘El profeta’. ¿Eres de esas personas que todo el tiempo da y nunca se da permiso de recibir?
¿Cómo manejar la sensación de culpa?
- Trabaja el merecimiento. Dar y recibir es una dualidad que solo funciona cuando está equilibrada. No puedes dar todo el tiempo, de la misma manera que no puedes recibir siempre. Hay que equilibrar ambas fuerzas. Recuerda: Merecer es un acto de amor hacia ti.
- Cambia el enfoque. Si tu paciente merece tus cuidados y atención, tú también te mereces descansar y recargar energías para seguir estando y ser el cuidador que esa persona necesita.
- Reconoce tu esfuerzo. Toma una hoja y escribe en la parte de arriba: “Soy un excelente cuidador. Por lo tanto, tengo derecho a…” y debajo haz una lista del 1 al 5. Completa esa oración con cinco frases positivas que te salgan y repítelas frente al espejo. Repítelo hasta que realmente lo creas.
¿Cómo disfrutar del tiempo libre sin preocuparnos?
- Avisa con toda la anticipación que puedas. Comunícate con la familia y plantea la situación, sin importar si será unas horas, un día o una semana. Si es que puedes, tómate ese tiempo cuando la salud de tu paciente se haya estabilizado lo más posible o cuando ya se haya fijado cierta rutina de cuidados. Eso incluso te dejará con más tranquilidad al momento de irte.
- Organízate. Planifica tanto lo que harás en tu tiempo de ocio como lo que dejarás a quien te reemplace. Por ejemplo, deja todas los medicamentos en un solo lugar, coloca junto al teléfono los números de la familia, y deja listo un pequeño kit para cualquier eventualidad.
- Prepara a quien te vaya a reemplazar. Informa al paciente el tiempo que te ausentarás y, si es que no lo conoce, preséntale a quien se va a quedar en tu lugar. Tal vez requiera de entrenamiento si el adulto necesita algún apoyo en particular, como levantarlo, al comer o llevarlo al baño. Si la situación lo permite, pasen algunos días juntos cuidado al paciente, para que el cuidador sustituto se familiarice con todo. Confía en su capacidad. Quizá lo haga tan bien que puedan convocarle de nuevo cuando vuelvas a necesitar de un tiempo para ti.
¿Eres cuidador y te estás aislando socialmente? Supera la soledad y el aislamiento social. En este artículo te explicamos cómo.
Algunas Sugerencias para disfrutar del ocio
– Un viaje. Nada como unas merecidas vacaciones. Sin importar la distancia o de si es ciudad o playa, disfruta del descanso y la aventura de conocer algo nuevo. Si te estresa planearlo, las agencias de viaje pueden ayudarte con eso, así que no te preocupes.
– Una visita a un spa. ¿Cómo te vendría una ducha relajante, un masaje completo y después un tratamiento facial? Elige el plan que quieras y solo dedícate a dejarte consentir.
– Cine o streaming. Por fortuna, la tecnología nos ha venido a solucionar la vida en cuanto a ver una película o serie cuando y como quieras. Si no sabes por dónde empezar, pregunta a tus amistades o busca en Internet las obras más recomendadas.
– Salir con amigos o en pareja. Si hace mucho que no ves a tus amistades o que no sales en pareja, es el mejor momento para hacerlo. Que tu labor de cuidador no te aleje de la gente que te quiere de corazón. No importa a dónde vayan, solo disfrútense mucho.
– Disfrutar lo simple de la vida. Hay quien solo necesita dormir por horas en la cama, disfrutar de una ducha caliente en la tina o salir al parque a leer o jugar. Si es tu caso, disfrútalo al máximo. Date permiso.
El ocio es una actividad transformadora. Sin importar qué decidas hacer o a dónde ir, la experiencia te será revitalizante. No solo te dará el descanso que tanto mereces, sino que también probará qué tan listo te sientes para merecer.
Ten bien presente que la idea es desconectarte lo más posible. Es decir, por supuesto que pueden comunicarse mutuamente para saber cómo va todo, pero será solo para continuar disfrutando.
Has cuidado tanto a otros, que quizá se te ha olvidado de cuidar a la persona más importante de tu vida: tú. Recuerda siempre que mereces descansar, desconectarte, divertirte y disfrutar de la vida.