Cuidar a una persona requiere de energía y dedicación. Pero, ¿cómo velar por alguien si quien cuida también requiere de atenciones similares? Atender a un adulto mayor siendo un adulto mayor es una situación que implica un desafío adicional. Y aunque podría decirse que es algo común, requiere de una atención particular.
La adultez mayor y sus desafíos
Existen problemas que podrían estar presentes en la adultez mayor. Se les conoce como ‘síndrome geriátrico’ y constan de cuatro cuadros:
- Inmovilidad.
- Inestabilidad-caídas.
- Incontinencia urinaria.
- Deterioro cognitivo.
Estas cuatro situaciones se caracterizan por ser altamente frecuentes en las personas mayores de 65 años, deteriorar la calidad de vida, ser previsibles y, por supuesto, ser integrales.
Lo anterior puede ser un buen punto de partida para analizar tanto las necesidades del adulto mayor como las de quien lo cuida, ya que ambos estarían en el mismo rango de edad. Podría tratarse de una pareja, amigo o familiar quien esté atravesando una situación similar.
¿Qué hacer para mejorar esta situación?
- Trabajar en equipo. Aunque uno es el paciente y el otro el cuidador, ambos son adultos mayores y tienen necesidades. Por ello, pueden organizarse juntos, alternar tareas e incluso darse una contención emocional que sólo otro adulto mayor puede dar. La clave siempre será la comunicación.
- Aprovechar la tecnología. Los adultos no tendrían por qué estar peleados con la innovación. Pueden seguir aprendiendo y una situación de cuidador-paciente podría ponerlo a prueba. Existen muchos dispositivos que les pueden facilitar la vida, como almohadas especiales, cojines, sillas especiales para baño, timbres inalámbricos y aparatos especiales en general para este tipo de casos.
- Usarlo a tu favor. Este tipo de cuidador entiende mejor que nadie las necesidades del enfermo, lo cual convierte su dinámica en una ventaja. Por ejemplo, sabrás mejor que nadie cuando tu paciente está de mal humor y simplemente necesita un tiempo a solas o experimenta la impotencia de tener que depender de alguien.
Cuidar de un adulto mayor siendo un adulto mayor aumenta la empatía
- Impulso mutuo. En más de una ocasión, quizá el paciente se sienta incomprendido y necesite un pequeño impulso. En este caso, ese impulso también podría necesitarlo el cuidador. Entonces, su dinámica también podría incluir el apoyo mutuo. Con el tiempo, ambos se darán cuenta que son más fuertes e independientes de lo que creen. Y saberlo les dará un impulso para ir por más.
- Apóyate en los recursos. En vez de cargar con todos los medicamentos, apoyarse en un pastillero; en vez de fuerza para levantarlo, hay sillones de elevación; en vez de una ducha en el baño, una en cama; en vez de cargar, un cinturón de movilización o grúa; para prevenir derrames, existen protectores impermeables. Le viene bien a tu paciente y te viene bien a ti.
- Toda ayuda siempre es bienvenida. Este punto es más importante que nunca en esta etapa. Pedir ayuda y aceptar la ayuda de afuera es vital. Ante un problema de salud, existen médicos. Ante un problema físico, existen fisioterapeutas. Ante un problema emocional, existen psicólogos. En estos casos, tanto cuidador como paciente entienden perfectamente cuándo es momento de recurrir a uno.
Sin importar la edad, cuidarse para cuidar
Como hemos visto, el envejecimiento es un proceso complejo, continuo e irreversible. Y cuidar de alguien en este rango de edad implica un desafío extra para quien también es un adulto mayor.
De todo este cambio de hábitos que representa cuidar y ser cuidado, la gran constante siempre será la calidad de vida. Mantenerla y elevarla debe ir delante de cualquier situación.